miércoles, 29 de octubre de 2014

La Naturaleza en la Música

      A lo largo del tiempo la naturaleza ha inspirado a los artistas, particularmente a los músicos, lo que ha generado diversos modos de expresión que no hacen sino manifestar su infinitud inagotable.

 Unos han pretendido simplemente describirla, imitando los sonidos naturales o reproduciendo fenómenos acústicos; otros han creado originales sonoridades que nos evocan de inmediato lugares, paisajes, alegres reuniones campestres, las estaciones, el canto de las aves... En lo natural parece hallarse la clave de la música.

    La imitación de la naturaleza constituye uno de los paradigmas de la actividad artística a lo largo de la historia, que ha sido aplicado de diferentes maneras según el significado que se le ha dado a la palabra naturaleza y la amplitud que se le ha querido otorgar al espectro de nuestro medio natural y sus manifestaciones (…) Para expresar el sentimiento de la naturaleza, la literatura y las bellas artes tienen la posibilidad de apoyarse en términos e imágenes relacionados directamente con ella, aunque luego introduzcan la alegoría y el simbolismo para darle una intención particular. 

     La menor capacidad de mimesis de la música respecto a la imagen y al lenguaje ha motivado durante mucho tiempo el recelo hacia la música instrumental “pura” dando fundamento a la teoría artística que defiende la supremacía de aquella otra que va asociada a la palabra por considerar que aumenta considerablemente su inteligibilidad, postulado de gran vigencia en el siglo XVIII. 

      Debido a su condición de fenómeno físico, la música tiene una relación de primer grado con la naturaleza de la que forma parte. Sin embargo su condición de arte esencialmente abstracto le hace más difícil cualquier referencia explícita a un orden de cosas que no sea el suyo propio. Aún así, la música va a encontrar en la naturaleza una importante fuente de inspiración, bien sea recreando los sonidos en ella presentes, expresando los sentimientos profundos que el ser humano alberga respecto a su entorno, o simplemente explotando el encantamiento que emana de su propagación a través de ondas que se expanden por el espacio. Al analizar el desarrollo de la historia y de la estética musical debemos llegar a la conclusión de que, pese a las dificultades inherentes, la música tampoco ha renunciado al cometido de imitar a la naturaleza. …

      El carácter expresivo de la música en relación con lo natural está muy presente en el Concierto n°4 en Fa menor, op. 8, RV. 297, El Invierno, el veneciano Antonio Vivaldi describe con singular acierto las sensaciones del frío, el castañetear de dientes, el tiritar del cuerpo o la furia de la tormenta. En un segundo movimiento, Largo, con una placentera y dilatada melodía del violín solista, Vivaldi, evoca una tarde de lluvia disfrutando de ésta al abrigo de la casa, al calor del fuego de la chimenea.

       La Textura de cada uno de los conciertos de Las Cuatro Estaciones es variada, se asemeja a su respectiva temporada. Por ejemplo, mientras El  Invierno está sazonado con un pizziccato de las cuerdas altas que trae a la mente la fría lluvia, El Verano evoca una tormenta de estío en la agitada atmósfera de su movimiento final.

       Y es que la música, en esencia no es sino el resultado de un constante movimiento. En cualquier caso, en la naturaleza y en la música nada es inmutable, pues todo cambia para volver siempre al punto de partida. La naturaleza nos ofrece muchos y varios recursos sonoros y musicales si sabemos "escucharla".




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