miércoles, 1 de octubre de 2014

Estudios muestran efectos del ruido en mamíferos marinos



    La medición de estos sonidos y sus consecuencias para la fauna marina forma parte de los estudios que realiza la Dra. Melania Guerra Carrillo, graduada de la Escuela de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Costa Rica (UCR).
UCR/DICYT El sonido del disparo de las pistolas de gas que los barcos utilizan para la exploración de gas y petróleo en el subsuelo marino se repite cada diez segundos y resuena en toda la profundidad del océano Ártico. Su impacto constante, en diferentes intensidades, amenaza la supervivencia de las especies de mamíferos que viven o emigran a esas frías aguas al norte del planeta.

La medición de estos sonidos y sus consecuencias para la fauna marina forma parte de los estudios que realiza la Dra. Melania Guerra Carrillo, graduada de la Escuela de Ingeniería Mecánica en la Universidad de Costa Rica (UCR) y especialista en acústica marina del Instituto Oceanográfico de Scripps, de la Universidad de California en San Diego, Estados Unidos de América (EEUU). Actualmente realiza un posdoctorado en el Laboratorio de Bioacústica de la Universidad de Cornell, también en EEUU.

En el Ártico existe una gran diversidad de especies marinas: hay morsas, focas, narvales, belugas y distintos tipos de ballenas. Algunas son muy susceptibles a los sonidos y están incluidas en la lista roja de especies en peligro de extinción. Además, estos animales son de mucho interés socioeconómico para las comunidades nativas que viven en las costas y que tienen derecho a la caza de cierta cantidad de individuos al año.

En una conferencia sobre el tema realizada en el Centro de Investigación en Ciencias del Mar y Limnología (CIMAR), de la UCR, la Dra. Guerrra se refirió a los sonidos que han sido introducidos por los seres humanos y que afectan a estas especies.

Destacó el tráfico de los barcos, los ejercicios militares y los mecanismos que se usan para la exploración, extracción o producción de petróleo, gas, electricidad y energía eólica. También mencionó la construcción de obras como diques y puentes.

Explicó que para estos animales el sonido que emiten (vocalizaciones) es su forma de percibir el mundo, y la introducción de ruidos producidos por los humanos, constituye una interferencia, pues no les permite escuchar, aseguró la especialista.

No obstante, a escala global, el tráfico es la fuente de ruido dominante, excepto en el Ártico. Aquí el movimiento de los barcos no ha penetrado aún tan fuerte como en otros mares, pero las cosas están cambiando, aseveró la Dra. Guerra.

Debido al fenómeno del deshielo en el Ártico –indicó-- que es una tendencia que los científicos han estado observando en los últimos 30 años, existe el riesgo de que estas actividades se expandan.

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